Las prótesis de cadera son una opción cada vez más elegida por los especialistas para solucionar los problemas en esa zona, o al menos para minimizar los dolores. Sirven para paliar tanto una leve molestia como un dolor intenso y normalmente suelen usarse en personas de mediana y tercera edad, aunque en el resto de la población también se utiliza aunque en menor medida. Casi un 90% de las personas a las que se realiza un reemplazo de cadera son mayores de 55 años, que en un 80% de los casos necesitan de una prótesis en la cadera para poder hacer una vida normal.
La prótesis de cadera es algo muy valioso para el paciente ya que significa la desaparición del dolor, aunque hay que dejar claro que no se va de un día para otro tras la operación y la colocación de la prótesis, pueden presentarse molestias durante semanas o incluso meses, así que hay que tener paciencia. La intervención convencional para ponerse una prótesis en la cadera se hace con anestesia de cintura para abajo y suele durar entre hora y media y dos horas y en pocos días el paciente podrá moverse ayudado de bastones o muletas.
La prótesis de cadera también entraña algún riesgo, al igual que cualquier otra operación. En este caso, la mayor complicación que puede surgir es que se produzca una infección en la zona de la herida, pero es algo que no reviste mayor gravedad y que puede tratarse con antibióticos. El problema viene si la infección se presenta alrededor de la prótesis, ya que debería retirarse la misma para poder tratarla. Hay que tener en cuenta también que la vida de las prótesis es limitada y su duración no suele ir más allá de los 15 años.